Sin volver a la cuestión del nacimiento de la novela policíaca - a la que, sin embargo, se aportan elementos importantes - se trata, por tanto, de seguir, desde principios del siglo XIX, el nacimiento del personaje del investigador. Esta persona puede ser un policía, un magistrado, un aficionado, un periodista: sus aspectos son múltiples.
Es cierto que Sherlock Holmes impone un tipo de detective que marca profundamente la imaginación. ¡Pero está lejos de ser el primero, ni el único, ni el último!
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