Son textos que han sido estrenados con notable éxito de público y crítica.
El primero de ellos, Las doce pruebas de Astérix, fue nuestra primera experiencia escénica ofreciendo historias que originalmente fueron creadas con una finalidad diferente a ser mostradas en un escenario. Aquí pusimos sobre las tablas un cómic. La experiencia fue enriquecedora.
El segundo, Casos de Sherlock Holmes supuso una vuelta de tuerca. Enlazamos cuatro diferentes novelas del afamado detective para conformar con ellas una obra teatral magistral. Cuatro en una. Además, añadimos un reto: a mitad de la función todos los personajes, masculinos en la primera parte, se transforman en femeninos, entrando a escenas todas las actrices y desapareciendo los actores. Como aprendizaje de las diferencias interpretativas en función de los diferentes actores que encarnen un mismo personaje no puede haber un ejercicio mejor.
Y el tercero fue otro reto: El señor de los ladrones. Además de la destreza en adaptar al teatro una novela ubicada en las calles de Venecia, que ya es osadía, se concibió para ser representada de modo itinerante por toda la planta baja del CC Alfredo Kraus: gimnasio, teatro, cafetería, vestíbulo de entrada, escaleras, barandilla de la primera planta… y el público paseando de unas ubicaciones a otras para seguir la función. Además, como añadido, se preparó la función con dos compañías diferentes, una de adultos y otro de niños (de entre 6 y 10 años). Por separado preparamos todas las escenas, y con un ensayo previo en donde nos conocimos, estrenamos la obra, los niños haciendo de niños y los adultos de adultos. Fue increíble.
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